miércoles, 26 de marzo de 2008

El cambio

Luis Christian Rivas Salazar

Mis lecturas sobre el filósofo Heráclito, me han hecho comprender que el más importante aporte filosófico de este pensador radica en su teoría sobre el cambio: "todo fluye". Esta doctrina del flujo universal es concebida como la médula del pensamiento de Heráclito para muchos autores, de la cual se deriva la teoría de la unidad de los opuestos, como la del fuego.

Estas lecturas me han llevado a pensar en la importancia del cambio. ¿Por qué es muy importante? Porque: "otras y otras aguas fluyen para los que ingresan en los mismos ríos". Porque: "No es posible entrar dos veces en el mismo río, ni tocar dos veces la misma sustancia mortal en cuanto perdure…", en otras palabras, no se puede besar dos veces a la misma mujer; en cuanto esta perdura, de algún modo habrá cambiado. No somos los mismos, los que ayer fuimos.

Esta doctrina, me hizo pensar sobre el "cambio irreversible" que nos presenta el MAS, y mi conclusión a manera de tesis, es que no estamos frente al cambio, estamos frente a la "reacción". Una reacción al cambio, un horror al cambio, cambio que muchas veces se presenta inexorable e imparable.

La posición conservadora y reaccionaria del MAS, de movimientos sociales, de pluriculturalistas, de algunas ONG, de intelectuales comprometidos con el "cambio", es una especie de nostalgia por el pasado, volver a los ancestros, a la comunidad, al colectivismo, regresar a la sociedad cerrada y esperar que nada cambie, congelar de algún modo el tiempo.

La manera de frenar el movimiento y el cambio y volver al pasado se da mediante una Constitución y diversas medidas políticas, tendientes a regresar a costumbres de la vida tribal, una vida comunitaria, con la consiguiente rutina de reglas y creencias inamovibles.

Esa añoranza por el regreso a la tribu tiene a un hombre gregario con terror al caos del cosmos, como a la indeterminación, por eso este hombre gregario se siente seguro dentro de un Estado planificador.

El reaccionario se siente bien siendo un mero engranaje dentro de la maquinaria social. Una maquinaria uniforme, donde no se puede aceptar el individualismo, la diferencia personal, el ser humano no es único e irrepetible, siempre pertenece a algún un estándar que se llama cultura, que en lo posible debe ser inmóvil, pura e inalterable, la mezcla y el cambio implican degeneración.

Así, existe cierto miedo y odio a lo extraño, lo diferente es malo, perverso, egoísta, profano, herético. Por eso, el reaccionario al cambio busca frenar el avance del movimiento, quiere retornar al pasado, la onda retro, siempre lo del pasado fue mejor.

Esta visión romántica, que envuelve este pensamiento estático y termocéfalo, busca retornar al paraíso terrenal donde todos los salvajes viven en armonía con la naturaleza, todo es hermandad, cooperación, reciprocidad. Es más, es un pecado acaparar propiedad privada, ser individualista, va "contra natura".

Pero hace más de 25 años decidimos aceptar la democracia como sistema político, a partir de entonces hemos estado viviendo un proceso de cambio no consolidado y bastante precario que está a punto de derrumbarse, y a partir de 1985 empezábamos a abrirnos a la economía de libre mercado, con los modernos medios tecnológicos, empezábamos a cambiar nuestros instrumentos, intercambiar productos, abrir nuevos mercados, internacionalizarnos, etc. Todo esto ha causado terror en los reaccionarios y conservadores comunitaristas, que no asumen el reto de la prosperidad, de la innovación, palabras que de por sí implican acción, trabajo y movimiento.

Ahora, los reaccionarios al cambio se apoderaron de esta palabra: "cambio", para hacernos creer que son los artífices del movimiento, del traspaso de un estado a otro, pero lo que quieren conseguir, en el fondo, es frenar el movimiento y regresar a un estado anterior. Ven el cambio como degeneración.

La lógica de esta filosofía, que algunos llaman "filosofía andina", nos dice que el tiempo es circular, que volvemos a pasar y ver cosas que antes vimos, existe un "eterno retorno" a lo mismo, pero lo cierto es que cada acontecimiento histórico es un hecho aislado, es único y tiene sus propias situaciones y sus propios actores irrepetibles, por lo que la historia es lineal, siempre existe el cambio, sea para bien o para mal, para progresar o para retroceder, de todas maneras nunca nos bañamos en las mismas aguas.

El cambio que estábamos viviendo en los años ochenta y noventa, era una especie de transición de la sociedad cerrada (tribu) a la sociedad abierta (democracia liberal). Actualmente se busca frenar ese movimiento, la precaria democracia que estábamos construyendo está por derrumbarse.

El cambio y transición hacia otro sistema político, se ve perjudicado en muchas de sus instituciones sociales de aparición espontánea, que nadie las creó deliberadamente, como el Derecho, el Lenguaje y el Comercio, instituciones que vienen evolucionando y cambiando por muchos y diversos factores, aspecto no entendido por los reaccionarios, ya que pretenden de manera deliberada frenar su evolución. Por ejemplo, mediante decretos pretenden frenar el comercio, institución de existencia anterior a la norma positiva. Ninguna norma positiva puede frenar el tráfico y movimiento de mercaderías. Incluso las cosas aparentemente estáticas como el lenguaje, están en constante cambio, por eso no podemos hablar de un idioma puro, el idioma está de alguna manera vivo, lo mismo pasa con lo que se llama "cultura originaria", la cual realmente no es pura.

El cambio implica también evolución y por consiguiente "selección natural", solo sobreviven las instituciones que realmente funcionan. No comprender que la libertad implica movimiento y cambio, es ser reaccionario a la propia realidad. Por todos estos motivos estoy a favor del cambio y condeno la reacción al mismo.

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