jueves, 4 de diciembre de 2008

Gracias, don Werner

Raúl Rivero Adriázola

Nos ha dejado Don Werner Guttentag. No sé si el escribir tan pronto una apología de su memoria sea atendida por él, pues debe estar muy ocupado poniéndose al día con su gran amigo Héctor Cossío o revisando novedades con don Juan y don Rolando o persiguiendo a libreros y editores que partieron antes que él o buscando hablar con esos escritores que hoy son inmortales o preguntando dónde hay cines, teatros, museos, cafés, restaurantes en el cielo o… Bueno, quienes los conocimos sabemos que muchas almas ya se deben sentir fatigadas con sus inquisiciones e insistencias.


Parafraseando a Antonio Machado, todos quienes han gozado de su amistad harán
énfasis en que nos ha dejado, recordando las mil y un buenas obras que realizó para beneficio de su Llajta y de su país, Bolivia; yo, en cambio, me pregunto qué se ha llevado: su amor al embriagador y adictivo olor a los libros y a todo ese fascinante mundo que contienen; sus sueños e ilusiones de proyectos sobre, con y para los libros, su incondicional admiración por Simenon, sus veleidades trostkistas, su entusiasmo por H3O y Mamut, su debilidad por otras artes, especialmente el teatro, el cine y la pintura, su fanatismo por Les Luthiers, su debilidad por el aroma de un buen habano y mejor si acompañado por un sabroso chocolate; en fin, sus sueños y fantasías, sus ganas de vivir…

Si tiene tiempo para atender este pequeño homenaje, gracias quiero darle, Don Werner, a nombre de todos aquellos que tuvimos el privilegio de charlar horas y horas con usted, invariablemente alrededor del mundo libresco; gracias por "Los Amigos del Libro", donde a muchos bolivianos nos contagió con ese terrible virus del amor a la lectura; gracias por su eterno y chispeante sentido del humor, por su inclaudicable optimismo, su insobornable civismo; gracias por el privilegio de conocerle y aprender de usted ese amor infatigable por el conocimiento y sus expresiones plasmadas en arte; gracias por reforzar nuestro amor a Bolivia, usted que ha sido más boliviano que muchos, muchísimos, nacidos en este país y un agradecimiento personal por ese fantástico e invaluable regalo, que hace morir de envidia a quienes comparten nuestra común admiración por Borges: La Historia Universal de la Infamia, autografiada por el más grande escritor del Siglo XX, qué mejor regalo podía darme para saber que era un privilegiado entre sus amistades y qué a más de lo arriba nombrado podía darnos para que todos los que le conocimos y admiramos, lo recordemos para siempre con especial cariño.

http://lostiempos.com/noticias/04-12-08/04_12_08_pv8.php

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